Slideshow image

¡Sigue luchando la buena batalla!

La vida me ha presentado muchos desafíos, pero a través de ellos, he aprendido el poder de la perseverancia. Hubo momentos en los que sentí ganas de rendirme, pero siempre encontré la fuerza para seguir adelante.

 

Esta fuerza no vino solo de mí, vino de mi fe inquebrantable en Dios. No importa cuán difícil se volvió el camino, me aferré a la seguridad de que Él siempre estaba conmigo, guiándome y sosteniéndome.

 

La presencia de Dios ha sido mi ancla, llevándome a través de las tormentas de la vida. He sido testigo de Su provisión una y otra vez y de maneras que nunca esperé, recordándome que nunca estoy sin Su cuidado.

 

Más allá de las luchas diarias, también he asumido el desafío de romper maldiciones generacionales: ciclos y patrones que han afectado a mi familia durante años. No ha sido fácil, pero al poner a Dios en primer lugar, estoy viendo que se produce una transformación. Con Su ayuda, estoy decidido a establecer un nuevo legado: uno de fe, fortaleza y esperanza para las generaciones futuras.

 

Un versículo que me ha inspirado continuamente es Isaías 41:10:

“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Te esfuerzo y te ayudo; te sostengo con la diestra de mi justicia”.

Este versículo es un recordatorio constante de que nunca estoy sola en mis luchas. Con fe en Dios, puedo superar cualquier obstáculo y seguir luchando la buena batalla.