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-2 Corintios 4:17-

Porque nuestra luz y nuestros problemas momentáneos están logrando para nosotros una gloria eterna que los supera con creces a todos.

Muchos de nosotros estamos familiarizados con la historia de Job. Donde Dios permite que Satanás desafíe temporalmente la vida de Job para evaluar su fe.

Cuando estaba pasando por mi valle más difícil hasta el momento, la lucha de Job habló a mi vida en tiempos de desesperación y angustia.

He leído la historia de Job muchas veces y entendí de qué se trataba, pero nunca habló de mi vida como lo hizo después de la muerte de mi tío. Una de las batallas más duras de la vida que tuve que enfrentar fue el dolor que vino con su muerte y el sentimiento de arrepentimiento.

Un día, buscando entender por qué Dios me permitió pasar por este sufrimiento, abrí mi Biblia y leí la historia de Job. Dios me habló a través de su historia.

Así como Jesús curó al ciego, yo también ahora puedo ver y puedo decir: “Yo estaba ciego pero ahora veo”.

-Juan 9:25 dice-

“Él respondió: “Si es pecador o no, no lo sé. Una cosa sí sé. ¡Estaba ciego, pero ahora veo!""

Llegué a entender algo; que nunca entendería el plan de Dios pero sí sé que Su plan es perfecto!

Durante mucho tiempo había alejado a Dios porque no entendía. Viví en el dolor que estaba sintiendo. Mis pensamientos se iban a lo impensable. Me estaba hundiendo en una profunda depresión. ¡Estaba permitiendo que mi carne tomará el control, dándole a Satanás una puerta para venir, mantenerme abajo y cavar mi tumba! Por eso es tan importante tener un fundamento sólido en Dios y ser sensible al Espíritu Santo.

-Romanos 8:5-6 dice-

“5. Los que viven según la carne tienen la mente puesta en los deseos de la carne; pero los que viven según el Espíritu tienen la mente puesta en lo que el Espíritu desea. 6. La mente gobernada por la carne es muerte, pero la mente gobernada por el Espíritu es vida y paz”.

Dios nos permite pasar por valles y procesos duros. Puede ser para poner a prueba nuestra fe o puede ser para ayudarnos a crecer. No sé si te habrás dado cuenta, pero a veces no logramos salir de ciertos valles con nueva sabiduría de Dios porque en ese proceso no logramos buscarlo.

Buscar a Dios sería vivir en el Espíritu. Permitir que nuestros miedos y preocupaciones se apoderen de nuestra mente es vivir en nuestra carne. A menudo somos como Job cuando habló desde su miseria y deseó no haber nacido nunca. Naturalmente, tendemos a cuestionar a Dios o a alejarnos de Él, a veces incluso podemos llegar a maldecirlo porque Él nos permite pasar por ciertos valles y no podemos ver más allá de nuestro dolor.

Cuando empezamos a creer las mentiras de Satanás, abrimos una puerta y le permitimos que empiece a alimentarnos con más y más mentiras. Comenzamos a morar en esas mentiras y nos hundimos cada vez más en un agujero del que ya no podemos salir por nuestra cuenta, ¡todo porque no nos aferramos a la única verdad, que es la Palabra de Dios!

Cuando nos enfocamos en el proceso y no en las promesas de Dios para nuestra vida, le damos demasiado poder al proceso. Somos hijos de Dios, eso nunca lo debemos olvidar. ¡El diablo no puede tocarnos a menos que obtenga el permiso de Dios mismo! Las palabras de Dios son sus promesas para nosotros.

-Romanos 8:28 dice-

“Y sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que le aman, los que han sido llamados conforme a su propósito”

Somos humanos y tenemos sentimientos. Nos molestamos, lloramos y nos doleremos pero en ese dolor busca el significado de por qué Dios te está permitiendo pasar por esto. Pídele a Dios que te revele el significado del proceso, ¡corre a la palabra de Dios!

-Isaías 55:11 dice-

Así es mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá lo que deseo y alcanzará el propósito para el cual la envié.

Nuestro corazón siempre debe desear estar cerca de nuestro Padre para mejorarnos y comprender su palabra, para ser sensibles al Espíritu Santo. Debemos glorificar Su nombre durante el dolor. Agradécele mientras te duele el corazón. ¿Por qué? Porque confiamos en que lo que dice Su palabra es verdad. Si eres hijo de Dios crees conmigo que esto es verdad. Cuando dudamos, estamos cuestionando la palabra de Dios. Como diciendo que nos ha fallado o os ha defraudado.

¿Cuántos de nosotros, los padres, nos enojamos cuando nuestros hijos nos cuestionan? Sé lo que hago. ¡Fracasamos todo el tiempo! Sin embargo, todavía nos molesta el hecho de que nuestros hijos nos cuestionen o duden de nuestra palabra. Dios no es como nosotros, no miente.

Creer en la palabra de Dios no es sólo creer que existe o que puede funcionar si la aplicas a tu vida. Creer en la palabra de Dios es vivir en la palabra de Dios a pesar de las circunstancias o de tus sentimientos.

Es una decisión y elección que hacemos, que aunque no lo vea, creo en Él. No siempre puedo comprender lo que está sucediendo o por qué está sucediendo, pero puedo elegir caminar por fe, creyendo que la palabra de Dios se cumplirá en mi vida y creyendo que el plan de Dios es mayor que el mío. Una vez que comprendamos la importancia de Su palabra, ésta debería ser nuestro pan de cada día. Debemos consumirlo para crecer activamente en nuestra relación con Dios. ¡Todo tendrá sentido incluso cuando no tenga sentido! Aunque Dios no promete que no pasaremos por situaciones difíciles en este mundo, sí promete que no pasaremos por situaciones difíciles en este mundo. ¡Porque todo lo que pasamos aquí en la tierra tiene mayor recompensa en la eternidad!